Al fin llegó el momento esperado, esa campana de largada tan esperada por una legión de pescadores que aman las caminatas, con delantal, siguiendo las boyas a la deriva. Señores, la temporada de pejerreyes en el Guazú se ha iniciado con todo y llegó para quedarse. Las pasadas son variables entre la orilla entrerriana y bonaerense, tanto en rinde como en calidad. Vendríamos a recibir noticias de matungos de novela en campings entrerrianos, pero en nuestra visita optamos por un pesquero del lado bonaerense que entendíamos que nos iba a dar más cantidad que tamaño. Y no nos equivocamos, pese a haber metido algunas piezas muy interesantes que entrarían en la categoría de "matunguito". Hablamos del anexo Guazú de la Asociación Argentina de Pesca, uno de los tantos clubes (como Pescadores, como el Club Guazú, etc) que tienen muelles cercanos al segundo puente en la costa de este maravilloso río. En este caso, el ingreso al mismo, ubicado justo en donde el río Talavera entrega sus aguas al Guazú, es solo para socios e invitados. Al lado, el recreo Keidel, se puede visitar por día. En este muelle ubicado sobre el Talavera en su confluencia con el Guazú, no tuvimos compañía de otros pescadores por lo que pudimos disfrutar de un largo muelle para nosotros solos.

Armamos para pescar en esta orilla bonaerense donde el río deposita arena (a diferencia de la entrerriana donde “come” barranca) armando bancos, dos equipos: uno para una pesca cercana al muelle, y otro que nos permitiera hacer un lance a mayor distancia con algún puntero macizo que permitiera mandar línea río adentro. En el primer caso usamos una caña Spinit Sensitive, de 4 mts, con un Reel Spinit Triumph. Para el caso del equipo reforzado, la opción fue la caña Spinit Proline, de 4,30 mts y capacidad para lanzar hasta 100 gramos. Le montamos un reel Spinit Spartak 4004, joya con 4 rulemanes y capacidad de 200 metros del 0,30, con recupero 5.2: 1.

De entrada usamos líneas con boyas pequeñas, en formato cometa de balsa, para visualizar fácilmente cerca del muelle. Logré, en la primera pasada, un matungo de unos 35 cm, preludio del día que se vendría por delante. Mi compañero enseguida se puso a tiro con otra flecha. Arrancó así una gran jornada hasta que a media mañana se cortó el pique. Llegó el momento de buscarlos mas adentro. Tome la segunda caña, la Proline, para poder meter una línea bien adentro con un puntero de goma maciza de 60 gramos. Y así seguimos metiendo flechas, de 25 a 35 cm, en profundidades de 15 a 25 cm de brazolada, con las mojarras vivas rematadas en un filet. Y así pudimos dar con esos pejes que son inalcanzables para muchos, por estar a unos 50 metros del muelle en medio del río. La caña más durita me permitió meter la línea más adentro y continuar la faena. Como curiosidad, logramos un hermoso picopato y también un chafalote pequeño, parte de la fauna de verano que se entremezcla con las especies propias del invierno. Y como suele ocurrir, después del mediodía el pique se fue aquietando hasta cortarse a eso de las 14 hs por completo, momento de almorzar y pegar la vuelta.

El Guazú es un punto caramelo. Vaya y disfrútelo.

Por: Wilmar Merino