En la pesca de omnívoros, hay momentos del año que son clave pues la especie come bien para juntar reservas energéticas (grasa) que le dará reservas para afrontar los meses más fríos del año. Precisamente estamos en una de esas ventanas clave para pescar bogas de las buenas, porque la especie se está alimentando bien de cara al invierno que se avecina. En suma, es tiempo de dar con las bogas grandes de verdad, esas que solo podemos encontrar en los grandes cursos de agua como el Paraná Guazú, pescando en profundidades de 20 metros o más.

Salimos con nuestro guía amigo de un coqueto camping ubicado a metros del segundo puente del complejo Zárate-Brazo Largo y nos propusimos hacer una pesca nocturna de bogas en lugares bien cebados que retienen a estos peces en sitios puntuales donde no operan los pescadores comerciales. Navegamos aguas arriba hacia Puerto Costanza y estuvimos en zona de anclaje en menos de media hora de navegación. Primero amarramos provisoriamente aguas arriba de la zona donde íbamos a pescar –un gran remanso- y el guía inició una profusa ceba del sector. Esta acción de tirar abundante maíz fermentado es clave para convocar omnívoros y retenerlos en la zona de pesca. Una vez completada la acción con mas de medio balde de 20 litros echado al agua, levantamos el ancla y nos dejamos caer río abajo unos 50 metros, para luego bajar el ancla de nuevo en la zona donde suponíamos que se había concentrado la ceba de maíz echada aguas arriba. Ya anclados en unos 20 metros, iniciamos el armado de los equipos.

Aquí no corren las líneas bogueras convencionales y se usan líneas simples, de una sola brazolada pero de un metro de largo, rematada en un esmerillón del que sacamos tres brazoladitas de 15 cm con tres anzuelos. A éstos les ponemos un par de granos de maíz reblandecido y recubrimos luego todo (anzuelo y maíz) con una bola de masa. Los tres anzuelos quedarán juntos formando un cebo grande, pero subdividido en tres pelotas.Las plomadas necesarias para operar en esta zona son las que tienen alambres de agarre, pues de otro modo la línea "camina", produce enredos y no pesca. Atento a esta pesca de plomos de alto gramaje, hay que ajustar las cañas a una resistencia no menor a 12-25 libras para evitar rotura de punteras, como las Shimano Convergence CVC70H o una que me resultó sumamente efectiva, la Shimano Stímula STS70HA de 7” y 12-25 lbs, ambas de heavy power y action fast. Los reeles, Sienna 4000 en el caso de los frontales y Spinit Mega Cast 6, de rápido recupero, en el caso de los rotativos.

Lo que siguió fue un largo compás de espera hasta que empezaron los piques, espera matizadas solo por algunos bagres amarillos de novela que hacía rato no veía en esos portes. Finalmente llegaron las damas del río, con piques fuertes que no dejaban lugar a dudas. Primero, un cabezazo. Luego, dos o tres seguidos: ese es el momento de clavar. Y allí se inicia una pelea titánica donde hay que trabajar con la estrella regulada a un 60% de su capacidad de ajuste, para evitar que se rompa la línea. No son peleas para ansiosos, sino que aquí se gana con paciencia, agotando la pieza lentamente, sin ánimos de subirla enseguida. Recuerden que las bogas pueden venir apenas del labio, que puede desgarrarse ante maniobras bruscas.

Las aguas profundas atesoran solo bogas grandes, y en este caso, con más de 10 ejemplares logrados, no sacamos ninguna menor a 2 kilos, siendo comunes las de 4 y excepcionales las de más de 5 kilos. Mi record personal fue una boga de 6,600 kg que fue el bogón de mi vida, que felizmente el guía pudo copear después de una pelea que jamás voy a olvidar.

Un dato a tener en cuenta: el guía pone una luz led en la lancha que facilita todo, pero es útil que cada pescador cuente además con una linterna de minero en la frente LedLenser SEO5, pudiendo enfocar exactamente el lugar donde está trabajando. Por último, un buen copo Spinit para izar las piezas será fundamental. Vaya y disfrute de las grandes bogas del Guazú.

Por: Wilmar Merino