Es tiempo de lisas
Quien nunca ha pescado una, seguro ha sentido hablar maravillas de ella. De su carácter caprichoso que nos lleva la paciencia al límite, de la fuerza que tiene en la pelea, de los sacrificios que exige su pesca (con largas caminatas y esperas que a veces son parados con los pies en el agua y al rayo del sol por horas) y de la pericia que hay que tener para no errar en el momento justo. Pero todos esos esfuerzos se justifican cuando del otro lado de la línea tenemos clavada a la especie que es objeto de estas líneas. Su majestad, la lisa.
Cabe hacer algunas consideraciones biológicas sobre este pez para tratar de entender mejor su comportamiento. La Mugil Liza, tal su nombre científico, es un pez que no nace en nuestro territorio sino en el sur de Brasil, en aguas marinas. Siendo apenas “querimanas” (así se denomina científicamente al alevino de la especie) es traída por las corrientes cálidas hacia nuestro territorio, donde se adapta a vivir en aguas salobres (como albufera de Mar Chiquita o las de la bahía de Samborombón) y también dulces, penetrando al Río de la Plata y al interior de la pampa húmeda mediante ríos que dan al mar como el Salado. Desde allí se esparce a las lagunas encadenadas y otros ecosistemas. Toda esta explicación viene a cuento de informar que estamos entonces ante una especie “eurihalina”, es decir, aquellas que se adaptan de aguas dulces a saladas. Y con esas adaptaciones, también llegan modificaciones a su dieta.
Así, en la albufera de Mar Chiquita usan mucho el pesceto vacuno, cortado en finas tiras de 1 cm, coloreado de rojo con colorante de repostería y aditivado con purpurina para despertar su curiosidad. Mientras que en el Pejerrey Club de Quilmes, Punta Lara y otros sitios del Río de la Plata donde se las pesca, lo mejor será usar lombrices rojas. En tanto, si la idea es pescarla en lagunas bonaerenses como Las Barrancas o La Boca, o en arroyos conectados al el río Salado como La Horqueta, el Camarón, etc, habrá que llevar lombrices pero también pancita de lisa (un órgano interno de la especie en forma de pequeño hongo) coloreada de rojo, para evitar dientudos, mojarras y descarnadores varios.
En cuanto a líneas, se usarán de tres boyas esféricas lo más pequeñas que podamos ver, con puntero o fija con plomada si pesamos en desbordes bajos de menos de 50 cm, o bien en correntada podemos usar línea de 3 boyas con puntero en el Salado o la clásica línea “chiripá”, una ristra de varios anzuelos atados sobre una madre (se recomienda no menos de un 0,35 en brazoladas y 0,45 en la madre, de buena marca como los nailon ASSO o Shimano), con pilotín adelante y remate en boyón puntero impulsor, o bien la llamada “línea aérea”, similar al chiripá, pero con una boya arriba y una plomada abajo, cubriendo toda la columna de agua.
Es bueno acompañarse en los primeros intentos por pescadores experimentados o guías de pesca, que ellos serán vitales para acortar los caminos al éxito.
Y en cuanto a equipos, tener en cuenta que ante un pez tan poderoso y ante la necesidad de poner la línea bien lejos usando para ellos plomos de hasta 80 gramos, necesitamos cañas livianas (para soportar esperas largas), pero a la vez poderosas. Si las distancias no son tan largas o pescamos desde lancha, una Shimano Catana de 3 metros nos dará plena seguridad y disfrute ante una buena lisa. Si necesitamos usar líneas largas de boyas bien separadas, una Spinit Proline de pejerrey de buen carbono, 4,30 metros y acción extra rápida, será sumamente aconsejable, al igual que las Shimano Sojurn, que tienen algunos años pero han sido muy rendidoras. En cuanto a reeles, da muy buena prestación el Spinit Triumph 4000, cargado con multifilamento de 0,20 o 0,22 mm marcas Asso o Power Pro de Shimano. Y en una pesca con tanto detalle, los anzuelos deben ser de pata corta y gap amplio, atados con nailon que se invisibilice en el agua como el Shimano Ultegra Invisitec, novedad de origen japonés que es toda una garantía de calidad.
Con todo esto, anímese a la lisa. El éxito nunca estará garantizado, pero no es ni mucho menos, una pesca imposible. Pruebe y me cuenta.
Por: Wilmar Merino
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